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#Andanzas: Réquiem del morenovallismo

En menos de tres años la vida pública de Puebla tuvo un giro radical, por lo menos en apariencia. Nuevas alianzas se tejieron entre quienes de facto se habían jurado enemistad eterna, actores que ostentaban el poder han desaparecido y grupos relegados por el antiguo régimen tienen posiciones envidiables, ni hablar de aquellos que no cambiaron su posición en el escalafón, sólo viraron su lealtad a otra insignia, a otro líder.

 

¿Recuerdan ese 2016 en el que Abraham Quiroz, abanderado entonces de la Morena por la gubernatura de Puebla, obtuvo el 9% de los votos? Ni hablar de Ana Teresa Aranda y Roxana Luna, una candidata independiente de filiación Panista y alta funcionaria federal en el sexenio de Vicente Fox que se sintió agredida por grupos morenovallistas dentro de Acción Nacional, y la otra candidata del PRD, que durante su campaña no se cansó de tildar al RMV y de paso a su partido de rateros y corruptos, ninguna superó el umbral del 3% de los votos. O a Blanca Alcalá Ruiz, entonces senadora priista que perdió con el 33% por ciento de los votos, algo así como 600,000 sufragios emitidos. Ganó Tony Gali, por el PAN, con el 45% de la votación.

 

Este año los papeles han cambiado, 2019 es la distopía morenovallista. Del poderosísimo PAN que ganó la elección a gobernador en 2016, por una rara combinación de negligencia priista y estructura morenovallista bien aceitada, queda ya muy poco. A la muerte de Moreno Valle y Martha Érika, el grupo quedó descabezado y rompieron filas los aliados. Pocos se quedaron. Hoy, literalmente, Luis Miguel Barbosa está a un paso de ser gobernador, impensable en el Morena de 2016, complicadísimo en el 2018 y logrado con cierta holgura en 2019. Para el PRI, 3 años han llevado su votación en picada: de 596 mil votos logrados por Blanca Alcalá en 2016, Alberto Jiménez Merino a penas logró 281 mil, menos de la mitad.

 

Sin embargo, todo esto tiene sus bemoles ¿cómo podemos explicar tales cambios? ¿la velocidad con la que se afianzó el morenovallismo en Puebla es proporcional a la velocidad de su desintegración?  Creo que la inmediatez del ejercicio y vida política no nos ha permitido analizar que las condiciones del juego no son tan distintas como creemos, o como tienden a presumir los militantes del nuevo partido en el gobierno, pero sí los jugadores del tablero han cambiado de posición respectivamente.

 

La flexibilidad del discurso de reconciliación de Morena permiten que actores del viejo régimen garanticen la permanencia en el estatus quo de la vida pública poblana, por lo tanto, pareciera que Puebla vive una rara argamasa de permanencias y cambios, siendo que la vara con la que se miden las alianzas y permanencias en el grupo gobernante no atiende a criterios éticos o simbólicos hasta hoy, sino más bien al aporte que sustancial que le haría a la gobernabilidad del Estado.

 

De nuevo, tenemos un gobernador con una injerencia considerable en el poder legislativo, como la de RMV en su segunda mitad del sexenio. Tenemos un gobernador de militancia afín a los ediles del área conurbada. Si bien Rafael Moreno Valle no tenía acercamientos partidarios con Peña Nieto, este último hizo buenos tratos con el extinto senador que le abrieron la puerta a muchas alianzas estratégicas.

 

Como si se tratara de un deja vú, Fernando Manzanilla seguirá siendo Secretario General de Gobierno, como lo fue al principio del sexenio de RMV. Víctor Hugo Islas, diputado local, se declara aliado abyecto del ejecutivo estatal, como lo fue con el grupo del extinto gobernador.  Los nombres menores son incontables, ex aliados que ahora miran a otros lado.

 

Las cosas cambiaron en tres años, pero no lo suficiente para hacer una reforma profunda a la estructura del Estado.

 

Nota dispersa:

 

Las intenciones de la candidatura de Enrique Cárdenas como candidato a gobernador no fueron solamente por rentabilidad electoral, si es que la hubo. El CEN del PAN trata de extirpar al morenovallismo de Puebla, a los pocos actores que quedan dentro de las filas del partido albiazul. Un duro golpe a este grupo, fue la nominación del académico que exhibió los excesos de su administración respecto a la deuda, fue el primer opositor serio de Moreno Valle. Es un golpe en la mesa, era el caballo de troya para depurar al PAN de arribistas. Es el final del Réquiem.

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