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Ley y legitimidad en las elecciones poblanas del 2 de junio (el fantasma de las alianzas)

ICGDE/BUAP

Presidente del Instituto

Latinoamericano de

Historia del Derecho

(ILAHD)

 

Después de dos meses de impasse por los procesos electorales que se desencadenaron en Puebla regresamos amables lectores a nuestra columna en este portal que cada día crece más y con gran profesionalismo del equipo encabezado por Hervey Rivera.

El 2 de junio mostró el regreso de la legalidad en las elecciones extraordinarias para elegir Gobernador sustituto del Estado. Sin embargo, mi pronóstico de enero en el sentido de que la abstención en Puebla rebasaría el 50% del padrón electoral se quedó corto. Menos del 40% de los votantes registrados acudió a las urnas.

Puede haber muchas explicaciones del fenómeno pero hay un resultado incuestionable: la poca legitimidad con la que los contendientes llegaron a la recta final. Algunos periodistas sugieren un voto de castigo por lo desaseado que fue el proceso del gobierno interino y la total desunión que Morena ha mostrado a lo largo de estos seis meses.

Pero los números no concuerdan con esa hipótesis. Cárdenas no venció porque tampoco convenció a los electores que pudieron haber castigado a Barbosa por los procesos previos. Del PRI ni se diga, fue doblemente olvidado. Más que castigo fue desilusión y falta de interés del electorado hacia las ofertas. Puebla ha dado un mensaje. El pueblo sigue apoyando al Presidente, pero no a Morena ni necesariamente a los candidatos locales.

Por esta razón las alianzas del lado del candidato Cárdenas estaban destinadas al fracaso. Y las de Morena sacaron a flote la elección. Lo complicado de este resultado es que para ganar legitimidad, Barbosa tiene que pagar facturas a sus aliados, los que no necesariamente representan los intereses más legítimos de Morena y del proyecto del Presidente. En el estire y afloje, debe medirse el pago sin fracturar el proyecto nacional al que está anclado el estatal, pues sin esta orientación el próximo gobierno arrancaría sin brújula alguna.

La legitimidad se ganará poco a poco en la medida en que el gobierno sustituto mantenga un equipo de trabajo confiable, de cara ciudadana, competente y eficaz para dar resultados pronto. Si sólo se queda en pago de facturas y amarres electorales a futuro, el descrédito vendrá pronto y dado que los municipios metropolitanos no cumplieron la tarea de apoyar a la coalición que llevó a Barbosa a ganar esta elección, el panorama para 2021 se antoja difícil, pues Morena no tiene presencia como partido de masas en Puebla.

Las voces críticas están temerosas de tomar la iniciativa para no enemistarse con los compañeros que hoy son gobierno. Pero así no funciona la democracia deliberativa a la que queremos llegar. Si los que hemos sido parte del proceso ideológico del cambio verdadero no somos capaces de crear contrapesos críticos y confiables, con expertise e influencia, estamos condenados al fantasma de las alianzas, en detrimento de la legitimidad de gobierno.

Saludo con gusto el nacimiento del nuevo Observatorio Ciudadano de Cultura y Prácticas de Buen Gobierno AC del que formo parte para trabajar en esta dirección crítica al servicio de los nuevos gobiernos emanados de la cuarta transformación.

Tienen ustedes mis queridos lectores, una vez más, la última palabra.

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