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Volver a vivir en una sociedad limpia

Esta vez hablaremos de un asunto que debería estar superado, pero desgraciadamente no es así, se trata de la higiene, la cual es básica para la salud, pues su deficiencia propicia una gran cantidad de enfermedades causadas principalmente por virus, bacterias, hongos y parásitos, entre las que destacan las infecciones gastrointestinales y respiratorias, así como enfermedades bucales.

Aunque pudieran parecer poco graves, dichos padecimientos provocan pérdidas de tiempo y dinero, e incluso pueden llegar a complicarse si se toman a la ligera por parte de las personas y los trabajadores de la salud, o debido a la creciente resistencia de muchas bacterias a los antibióticos por ser mal recetados o consumidos.

Sin embargo, las enfermedades mencionadas se pueden prevenir de manera relativamente fácil con acciones como lavarse las manos, recortarse las uñas, lavarse la boca, bañarse,manejar adecuadamente la basura (incluyendo las heces de los animales), etc.

Entonces ¿Qué está fallando? ¿Por qué las condiciones de higiene no mejoran en muchos lugares y hasta parecen empeorar? Seguramente las causas son muchas, como la falta de un sentido de comunidad y de pertenencia compartida de los espacios públicos, fallas en la educación familiar y escolar, la creencia neoliberal de obtener siempre la mayor ganancia posible, por lo cual preocuparse por la higiene puede ser visto como un gasto; la explotación laboral que deja poco tiempo para ocuparse de la propia salud o los gobiernos que no garantizan el acceso y uso correcto de los servicios básicos.

Por lo tanto, debemos tomar diversas acciones para mejorar la situación:

Formar promotores(as) de salud que fomenten hábitos higiénicos en escuelas, centros de trabajo y hasta en los centros de salud y hospitales; pero también imponer sanciones como trabajo comunitario y multas cuando alguien no respete el derecho de los demás a vivir en un ambiente limpio.

Mejorar los servicios de saneamiento básicocomo el agua potable, mantener baños públicos en buenas condiciones, hacer más eficiente la recolección de basura y revalorar económica y socialmenteel trabajo de quienes se dedican a estas labores.

Quien crea que esto no puede ser cambiado, debería leer sobre nuestros ancestros de los pueblos originarios, cuyas ciudades se caracterizaban por su limpieza, tenían agua potable y letrinas públicas, se bañaban frecuentemente y limpiaban sus dientes; en el caso de Tenochtitlan las crónicas cuentan que estaba tan bien barrida que se podía caminar descalzo sin ensuciarse los pies.

Una de las diferencias de aquellas sociedades con la nuestra es que todas las personas contaban con los medios suficientes para vivir y con una educación que los hacía valorar especialmente su comunidad.

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