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Más allá del costo del pasaje en Puebla

Imagen: @Ruben_Rojas01

El aumento al pasaje en Puebla no sólo se trata del costo que, en palabras del propio gobernador Luis Miguel Barbosa, “se definirá en función al costo que la sociedad poblana pueda pagar con base en su economía”; en realidad se deben tomar en cuenta otras tantas variantes antes de haber determinado el aumento o la cantidad por la que será modificada.  

Respecto al estado del transporte en Puebla, a penas una cuarta parte de los usuarios del servicio se sienten satisfechos, según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2017 del INEGI. La misma encuesta arroja insatisfacción respecto a la limpieza, el buen estado y la funcionalidad de las unidades con un 25% de aprobación en este rubro; aunado a calificaciones en el mismo tenor cuando se trata del comportamiento de los operadores con el usuario (29%) y sobre si respeta los señalamientos de tránsito (23.4%).

Por otra parte, Puebla tiene el transporte público urbano más barato del país, información generada por 24 Horas Puebla el julio pasado. Si hacemos un comparativo de los estados y ciudades con el pasaje más caro y los que tienen mejor servicio, tumbamos cualquier razonamiento de los concesionarios que tratan de justificar que el aumento, por sí mismo, sería una mejora sustancial en el ya deficiente servicio. Las cinco ciudades y estados con el servicio más caro son Baja California, Guerrero, Monterrey, Baja California Sur y Cancún, de este grupo, Nuevo León tiene un 50% de satisfacción en el servicio en general, Quintana Roo un 27%, Guerrero con 38%, Baja California y Baja California Sur 34 y 39% por ciento respectivamente.

Por otra parte, hay un par de variantes más que contemplar además de la del costo y estado del servicio, me refiero a las de la inseguridad y el diseño urbano. El principal problema que muchos tenemos en mente respecto al uso del transporte público es la inseguridad. Datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública de 2018 del INEGI muestran que el principal delito del que somos víctimas los poblanos es el robo en el transporte público, abarcando casi el 30% de los delitos más frecuentes en el Estado. A nivel nacional, Puebla es el sexto estado con mayor incidencia en este delito por cada cien mil habitantes.

Del lado del diseño urbano, en Julio de 2016, Gerardo Velarde politólogo por la BUAP y maestro en planeación y Políticas Metropolitanas en la UAM, escribió un artículo para la revista Nexos con el título Puebla: la ciudad del automóvil. En este texto, además de exponer los sobrecostos en las obras y ciclovías durante el mandato del ex gobernador Rafael Moreno Valle, atribuye que muchos de los problemas de movilidad del estado son parte de una tendencia histórica de entender la inversión en movilidad como algo destinado a los automovilistas:

“Acorde a un estudio realizado por el Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo en el 2014, en la zona metropolitana de Puebla- Tlaxcala (ZMPT), el 95% de los recursos federales destinados para transporte y movilidad urbana fueron utilizados para generar infraestructura vial, mientras que, solo el 5% se utilizó en inversión a la movilidad urbana sustentable. Dicha cifra parece ilógica al ver el número de viajes en automóvil dentro de la ciudad, pues, según cifras del plan de transporte no motorizado en Puebla, del total de viajes diarios en la ZMPT, solo el 16% de los viajes se realiza en automóvil particular, mientras que el medio de transporte más utilizado es el transporte público con el 52.74%”.

Quedan demasiadas dudas abiertas para lo usuarios del transporte. Si el aumento irá de la mano de un compromiso del gobernador Barbosa en conjunto con una minuciosa marca personal en la mejora del servicio por parte del Secretario de Transportes Guillermo Aréchiga; si se trata de una maniobra para contener el descontento de los concesionarios que por momentos exigían aumentar en un cien por ciento el costo del servicio. Ante el inminente aumento del pasaje, considero que la dupla concesionarios-gobierno tienen tres tareas fundamentales en Puebla: 1) garantizar la mejora del servicio en el corto plazo, 2) generar estructura vial adecuada y sustentable que privilegie el transporte público y no contaminante y 3) seguridad para los usuarios.

 

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