@PaulinBadillo
Del 24 al 29 de septiembre pasados se aplicó el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM), cuyas implicaciones no sólo afectan al personal de medicina de nuestro país, sino a toda la población, por lo que es importante que conozcamos de qué se trata.
Todos los años, en diferentes ciudades del país, miles de médicos y médicas realizan el ENARM para acceder a realizar una especialidad médica. En esta ocasión alrededor de 50,000 aspirantes se inscribieron en busca de uno de los 8,500 lugares disponibles, es decir, sólo una de cada seis personas podrá ser especialista.
Los alcances de este examen llegan a todos los ámbitos del gremio médico. En la mayoría de las escuelas de medicina la enseñanza gira en torno a poder contestar esta prueba. Posteriormente muchos buscarán realizar su servicio social en lugares donde puedan tener tiempo de seguir estudiando para dicho examen. Además, una buena cantidad optará por inscribirse a costosos cursos que prometen preparar a las personas para obtener mayor puntaje en la prueba. Quienes “no pasan” el examen muy probablemente serán menospreciados por colegas, la población y por sí mismos, bajo la falsa idea de que únicamente los médicos especialistas son exitosos y brindan atención de calidad; pero como ya lo he explicado en estas columnas, este estrés que puede llegar hasta la depresión y el suicidio también será un lastre para quienes “sí pasan” el examen, pues en la mayoría de las instituciones donde trabajarán y estudiarán las condiciones laborales y académicas son muy perjudiciales para la salud.
Por lo tanto ¿Estamos preparando a los alumnos más para contestar exámenes que para tratar con personas? ¿Este tipo de pruebas son un buen medio de selección? En 2019 las quejas no se han hecho esperar, e incluso ya existen peticiones en internet que hasta el 2 de octubre llevaban 15 mil firmas, con acusaciones sobre mala redacción de las preguntas y solicitudes de aclaración sobre la cuota del examen, los lugares disponibles, etc.
Entonces ¿Es cierto lo que dice el Presidente sobre que las personas sí obtienen buenas calificaciones en los exámenes pero que la diferencia entre pasar o no es de 2 o 3 preguntas? En el caso del ENARM sí, y de continuar esta situación, se llegará al absurdo de tener que aumentar todavía más el número de preguntas, con un examen que de por sí ya dura ¡8 horas!
Todo lo anterior suena muy mal, tanto para el personal de medicina que busca aprobar el ENARM, como para la población en general que quisiera tener a más especialistas en los servicios de salud; pero hay cuestiones de raíz que van más allá de este supuesto problema, las cuales debemos analizar.
Por un lado, se tiene que reorganizar el campo laboral de las especialidades médicas y por otro, debemos dejar de basar nuestro sistema de salud en dichas especialidades que, en su mayoría, por naturaleza tienen el rol específico de intervenir cuando las enfermedades ya están avanzadas.
Para el primer reto se han anunciado diversas acciones, pero la labor será muy grande y tendrá que tener una adecuada coordinación, entre hacer un censo exhaustivo de la cantidad y tipos de médicos(as) que existimos en México, un análisis de las necesidades presentes y futuras esperadas de la población mexicana, la creación o redistribución de la infraestructura de comunicaciones y transportes, educación médica y de servicios de salud para que no siga concentrada en la Ciudad de México y en menor medida en algunas ciudades de los Estados, etc.
El segundo reto es aún más grande, pues implica romper nuestros paradigmas sobre la salud y sentar sus bases a partir de sus Determinantes Sociales como una buena Educación, Trabajo saludable y bien remunerado, Ciudades con viviendas, transportes y espacios adecuados a las necesidades de las personas y del planeta, entre otros. Y realizar una adecuada orientación vocacional para que los y las jóvenes que se quieran dedicar al área de la salud sepan que existen muchas más opciones aparte de ser médico y especialista.
La situación tardará en cambiar pero debemos empezar ya, al principio no será fácil entre otras cosas porque quienes forman a los actuales estudiantes crecieron bajo otra mentalidad, pero por más años que se tengan siempre podemos renovarnos.
Totalmente de acuerdo Dr. Antonio Paulín, tenemos que trabajar ara cambiar paradigmas y la culura sanitaria del país.